El aire comenzó a soplar un poco más, haciendo que ambos jóvenes
sintieran sus cabellos bailar al ritmo de la brisa de la tarde. Bill sonreía,
se sentía tan libre, tan bien. Alzo sus brazos como un avión, sintiendo el
viento rosar cada parte de su ser, era increíble. Comenzó a correr aún con sus
brazos extendidos y el viento encima de él.
–¡Vamos Thomi, se siente increíble! –animo hablando,
corriendo sobre la brisa contra su cuerpo
rosando cada parte de él.
Thomas sonreía al ver aquella imagen: inocencia, alegría,
bienestar. Quería sentirse así de bien como él, tan libre como un pájaro. Sin pensárselo
más, extendió sus brazos imitando al pelinegro.
Corrío hasta alcanzarlo y sonreírle, se sentía tan jodidamente bien.
Corrío hasta alcanzarlo y sonreírle, se sentía tan jodidamente bien.
(*****)
–Tal vez es mejor olvidar esto, me refiero, a lo que dije –opto,
mirándolo fijo
–Tampoco quiero eso. Me gusta cuando me dices que me
quieres, me gusta sentir esa protección, ese cariño tan tuyo, solo para mi…
–contestó con un poco de pena, realmente no sabía si sentía lo mismo que
Thomas, pero lo descubriría, no quería ver a su ‘doctor’ triste.
(......)
–Y a mí no me gusta
que el estúpido de mi hijastro se haya escapado con el imbécil del enfermero. Ni
siquiera pudiste seducirle, ¡nunca puedes hacer nada bien! –le grito, haciendo
que las personas ahí presentes recibieran su atención
Ella traro de ignorarlo, de no permitir que las lagrimas
que luchaban por salir, lo hicieran. Entre
abrió los labios emitiendo un pequeño gemido de frustración y dolor.
–Dije que no es mi culpa –respondió apretando sus labios un
poco
–Mira linda, si me vas a contradecir, mejor lárgate –respondió
sin saber que estaba a punto de llorar.
Aunque la viera, no le iba a importar, porque sabía que ella
siempre estaría tras de él, como la puta que era.
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